“Cuidado con los falsos profetas que se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis”.

Por eso, es que lobos, hienas y perros salvajes se mantienen al asecho de toda una nación, que por primera vez en muchos años, está dispuesta a ofrendar la vida por la defensa del país, de quiénes ya por varios siglos han amenazado, robado y usufructuado las grandes riquezas nacionales, y ahí tienen a “Mela Peláez”, lista para lo que se ofrezca.

Los ataques en este tiempo electoral, no son nuevos, no son extraños, que el presidente Andrés Manuel López Obrador, su familia, sus colaboradores y cada uno de los mexicanos, se encuentren bajo la mirada ambiciosa, amenazante, desmedida y miserable de un vecino distante, Alan Riding, “un retrato de un mexicano”.

Los chismes, rumores y golpes mediáticos, son evidencias del ataque desmedido desde el vecino país del norte en contra del presidente AMLO, cuando en la realidad sabe defender con honor a la investidura presidencial y no permite que nadie le falte al respeto al cargo por poderoso que sea.

Algunos osados hasta le hacen un cuestionario de preguntas desde un periódico de EU, que no es autoridad, no es fiscal y simplemente la respuesta ha sido natural: como el viento a Juárez.

Bien por el presidente AMLO, y mal por todos aquellos personajes que como en la era aquella andan lamiendo botas en busca de un emperador como sucedió con Maximiliano y Carlota.

Y simplemente la respuesta sería como en la novela el “Héroe Desconocido”, del licenciado Miguel Alemán Velasco, cuando al final cierra con broche de oro: y quién no crea en mi Tío Hipólito Martínez Mendoza, “que vayan y chinguen a su madre”, y que por cierto no tienen. Andale. Así las cosas.